El mercado de Tlatelolco fue fundado durante la regencia del tlahtoani tlatelolca Cuacuauhpitzahuac entre los años 130 y 1409, cuando todavía eran subordinados de los tepanecas. Gracias a esto y al establecimiento de relaciones comerciales con diferentes grupos, convirtió a Tlatelolco en un poderoso centro político y comercial. Después de haber roto sus lazos con los tepanecas, las fuerzas de Tenochtitlan, al mando de Axayacatl, conquistaron Tlatelolco por lo que la administración del mercado pasó al dominio de los tenochcas.
El espacio que albergaba el mercado (tianquiztli en nahuatl) se conformaba de un gran plaza ubicada a un costado del principal templo (huey teocalli) de Tlatelolco. Esta plaza estaba delimitada por edificios rectangulares con portales que funcionaban como una especie de reguladores comerciales. Ahí se vigilaban las buenas prácticas comerciales a través de tres jueces que resolvían cualquier controversia. También habían agentes de seguridad que garantizaban el orden.
Los productos que se comercializaban en este mercado procedían principalmente de la Cuenca de México, aunque también existían productos procedente de lugares más lejanos. Entre los productos que se ofrecían se encontraban: frijol, maíz, chía, amaranto, chiles frescos y secos; los quelites (hierbas) como las acelgas, verdolagas, huazontles y espinacas; verduras como calabaza, jitomate, tomate, cuitlacoche, elote, chilacayote y aguacate; hierbas y raíces medicinales. También se comercializaban alimentos preparados como las salsas de tomate y jitomate; asados de carne, tortitas de limo del lago, tamales, tortillas, atole y dulces cristalizados. En este mercado había animales vivos como codornices, guajolotes, tórtolas, patos, perros y tuzas; huevos de codorniz, pato o guajolote, pericos, aves cantoras, águilas y gavilanes. Se encontraban diversas carnes como de venado, liebre y perro, además de pescado de agua dulce, gusanos y chapulines. No sólo alimentos se hallaban, también existían otros productos como vigas, maderos, leña, tules y ocote; productos elaborados como objetos cerámico, pieles curtidas de puma; mantas, ropa, y diversos productos hechos en hueso, piedra, madera y concha.
Entre las mercancías que provenían de lugares más allá de la Cuenca de México se encontraban: miel, tabaco, copal, papel amate, sal de mar, cal, chapopote y hule; algunas frutas como el chico zapote, el zapote negro, el mamey, cacao y vainilla; aves de hermosos plumajes, pescado de mar, plumas ricas de numerosos colores, distintas piedras preciosas, metales preciosos, madera, concha, herramientas de cobre, navajas de pedernal, mantas e hilos de algodón en diferentes colores y hechuras, tinturas como la grana cochinilla, pieles curtidas de jaguar, ocelote, nutria, objetos cerámicos, ropa e hilos de algodón y maguey en diferentes colores, entre otros objetos.
También se vendían tlacotin o esclavos, estos podían ser de diferentes edades y sexo.
En el mercado de Tlatelolco se utilizaba el trueque, aunque también se buscaba cambiar los productos necesitados por una cantidad de semillas de cacao o por unas mantas pequeñas llamadas patolcuachtli.
Díaz del Castillo, Bernal, Historia de Nueva España y islas de tierra firme, 5ta edición, México, Editores Mexicanos Unidos, 1993
Durán, Diego, La historia verdadera de la conquista de la Nueva España, México, Imprenta de Ignacio Escalante, 1880
Bernardino de Sahagún, Fray, Historia General de las cosas de la Nueva España, 3ra edición, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2002
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