A lo largo de la Historia, los líderes políticos rara vez han
asentado las derrotas o fallas y los monumentos que han erigido
ofrecen las versión oficial de lo sucedido. Aun cuando se registran
hechos verdaderos, el papel de los guerreros, sobre todo si eran
plebeyos, era soslayada.
Los códices mesoamericanos, al contener la visión de un Estado
dominante, sigue esta misma línea. Sólo el héroes, mítico o real,
es recordado y glorificado, mientras el guerrero común solamente es
mencionado para evocar que hubo una batalla.
A partir del periodo clásico, la presencia de personajes armados en
Mesoamerica se hace más rotunda y evidente. Las armas son portadas
por personajes no como elementos exclusivo de la guerra, sino como
parte del prestigio y la exaltación del individuo que los sostiene
en actitudes de conquista o poder.
Los mixtecos plasmaron en sus códices armas, atuendos, símbolos y
ritos para obtener la victoria en la guerra, así como las campañas
de conquista, con el objetivo de legitimar a las dinastías
reinantes.
Un ejemplo de esto es el códice Nuttall, donde están descritas las
hazañas de Ocho Venado, Garra de Jaguar, el gran gobernante de la
mixteca.
Hacia 1100 d.C., procedentes del norte de lo que hoy es México, los
arco y flechas se introdujeron al Centro de México. Al mismo tiempo
aparecieron y se desarrollaron nuevas armas que pronto dominaron los
campos de batalla: hachas, “espadas” de madera, lanzas parecidas
a las alabardas.
Estas armas eran complementadas con equipamiento defensivo con
escudos y chalecos de algodón acolchado, que protegían el tronco y
permitían gran movilidad.
Este armamento está plasmado en los códices mesoamericanos que han
sobrevivido hasta la actualidad.
En Mesoamérica, las armaduras de algodón eran muy caras y sólo las
empleaban los grandes Estados, que proveían de armas y armaduras a
sus combatientes. Así, en los códices, sólo los personajes principales, como Ocho
Venado en los códices mixtecos, o grandes ejércitos, como los
ejércitos tenochcas, portan armaduras.
En un principio, las Ciudades-Estados representaban a los cautivos de
guerra, atados y humillados, lo que permitía a los gobernantes
vencedores ser ensalzados. Los zapotecas de Monte Albán empezaron a
representar, en el periodo preclásico tardío, los enemigos
prominentes mutilados y ya muertos en lápidas conocidas hoy en día
como los danzantes las cuales empotraban en las paredes. Para el
protoclásico la imagen de conquista se modifica invirtiendo la
cabeza del enemigo muerto, representado bajo el glifo de cerro o
pueblo, ya conquistado, que se figura como una pirámide escalonada.
Sin embargo, los grandes Estados del Posclásico que incorporaban a
los pueblos conquistados, no se denigraba al vencido, sino que la
conquista era representada de una manera más abstracta.
Así, en los códices una conquista era representada con una lanza
que atraviesa un glifo, un templo en llamas o el sometimiento de un
guerrero ataviado y armado. Así en lugar de representar al enemigo
como figura principal, surge la imagen del guerrero victorioso.
Según Ross Hassig, la mayor parte del armamento mexica estaba
compuesto de arcos y flechas. Utilizaron también una especie de
lanzas, en las que se lanzaban, y en otros eran utilizados como
picas, según lo exigiera la ocasión.Tenían igualmente largas
“espadas” de madera, con filosas hojas de obsidiana alrededor,
conocidas como macahuitl, que eran utilizadas con las dos manos. Las
armas defensivas, fueron utilizados por los Comandantes y personas de
distinción, el resto del grueso del ejército estaban desnudos.
En la iconografía de Tula, los objetos más frecuentes son las
armas, en las que destacan lanzas, dardos, atlatl, armas curvas,
cuchillos, entre otros.
La mayoría de estos objetos son representados en los códices en
diferentes contextos.
Se pueden apreciar que los principales armas ofensivas de los aztecas
eran armas de proyectiles y armas de choque, tales como lanzas y
garrotes. Lanzas conocidas como tepoztopilli, estaban hechas de madera las
cuales contenían de una serie de afiladas hojas de obsidiana
alrededor de la punta, cuyo
filo era mejor que los cuchillos españoles. El uso de esta arma se expandió a otras regiones de Mesoamérica. En
los códices mixtecos es representada numerosas veces.
Durante el posclásico medio, surge en el altiplano el macuahuitl,
que puede considerarse como un arma emblemática de este periodo,
pues en diversos textos creados en los primeros años después de la
conquista se le pueden encontrar recurrentemente mencionados como un
arma de gran eficacia, y capacidad para causar un daño considerable.
Parece
ser que existían dos tipos de macuahuitl, una que era utilizada con
las dos manos y otra más pequeña, que podía ser utilizada con una
mano. Ambas armas tenían hojas de obsidiana o pedernal, incrustadas
y pegadas en ranuras a lo largo de la orilla. Algunos dibujos
indican que el macuahuitl era rectangular, ovalado, y con diseños
puntiagudos. A pesar de que las fuentes españolas mencionan que el macuahuitl más
usual era la utilizada con las dos manos, a la usanza de las espadas
largas europeas, en los códices son generalmente representados con
el guerrero sosteniéndola con una mano. Los códices también
muestran que tanto zaptecos como los mixtecos preferían los atlatl
y las lanzas que a los macuahuitl, usados por los nahuas.
El
atlatl era un arma de proyectiles, la cual fue venerado y estimado
por su asociación con los dioses. Esta arma tenía un gran poder de
penetración, por lo que se convirtió en un arma militar muy
efectiva.Esta
arma debió ser utilizado desde una distancia
considerable para que fuera efectiva y lograr una mayor capacidad. En los códices mesoamericanos, el atlatl es representada de manera
abstracta, sin dar más descripciones sobre su uso.
Como se ha mencionado anteriormente el arco y la flecha, procedente
de aridamérica, llegó al Altiplano central entre el posclásico
temprano y el posclásico medio. Aunque no se puede definir
claramente el arribo y la utilización del arco y la flecha, sí se
puede mencionar que sus características técnicas y prácticas esta
arma debió cambiar en definitiva la perspectiva militar de la
táctica y la naturaleza de los enfrentamientos posteriores entre los
diferentes grupos mesoamericanos. La
representación del arco y la flecha no es tan frecuente en los
códices mixtecos, no así en los códices del Altiplano Central y
zonas limítrofes, ya sea en códices nahuas o de otros grupos. En
códices coloniales, a los chichimecas se les representa portando su
arco y flecha como su arma principal.
Dentro del ámbito bélico, un arma que suele representarse en los
códices mixtecos y del grupo Borgia es el hacha. Según con los
registros de los códices se puede deducir que en la región de la
Mixteca, el hacha fue utilizada como arma, mientras que en el
Altiplano Central, su uso bélico fue de un menor grado, a diferencia
con otras regiones.
Existían en Mesoamérica varios tipos de embarcaciones para la
guerra, dependiendo del tamaño de éstas. Se las acorazaba de tal
forma que los soldados que se parapetaban en ellas estaban casi a
salvo. A pesar de estas descripciones, en los códices, tanto prehispánicos
como coloniales, las embarcaciones militares son representadas de
manera abstracta, sin mostrar más detalles y características.
Las armas defensivas mexicas incluían escudos, cascos, y varios
tipos de chalecos “antibalas”. Los escudos militares tenían una
variedad de diseños y materiales. La ornamentación de los escudos
varía según el color, el tipo y el diseño, de acuerdo con el
estado, el mérito del propietario, etc. Esta ornamentación puede observarse en los códices, mostrando
varios diseños. Los escudos plasmados en los códices son redondos,
aunque existen ejemplos cuadrados o rectangulares que se han
encontrado en el área maya, la costa del Golfo, y Cacaxtla, durante
el postclásico clásico y temprano.
Además de las armaduras, existían trajes de guerra, conocidas en
nahuatl como tlahuiztli, que cubrían el torso, los brazos y las
piernas. Estos trajes tenían la apariencia de pieles de animales,
los cuales sólo los nobles podían utilizarlas.Los
trajes que representan pieles de águila y jaguar, animales que
evocan al mito del quinto sol, son símbolos recurrentes en el arte
mesoamericano.2
Las pieles de los jaguares y de las águilas son tomadas en
Mesoamérica como símbolos de los animales más fuertes, más
astutos y carniceros. Este tipo de guerreros (águila y jaguar) pasaban por un rito de
iniciación militar una vez que se lograban los méritos militares. En la pintura mural de teotihuacan se observan guerreros con
atributos de animales, disfraces de águilas y jaguares o penachos de
plumas y capas. Los atributos militares se manifiestan en atlatl,
dardos, lanzas y cuchillos curvos. En el muro principal de Cacaxtla, los guerreros jaguar (los
vencedores) se figuran en todo su esplendor de su atuendo militar.
Usan capas de pieles de jaguar, usan ricos pectorales de jade,
narigueras, emblemas sobre sus frentes atados con correas que a su
vez sostienen haces de plumas que ondean tras su cabeza. Sus armas
son lanzas, escudos y largos cuchillos. Los guerreros van pintados de
negro para asustar al enemigo. En los códices, los héroes míticos e históricos, así como altos
mandos del ejército, son los que portan estos tipos de traje durante
las batallas. En algunas escenas también llevan pintura corporal.
Así la figura de estos personajes son ensalzados y destacados dentro
de los códices.
Se han identificado tres diferentes fases en el enfrentamiento bélico
mesoamericano: intercambio de proyectiles, enfrentamiento cuerpo a
cuerpo y persecución del enemigo. Un ejemplo gráfico de esto se encuentra en el “Mural de la
Batalla” en Cacaxtla. Mientras los guerreros jaguar victoriosos
parecen muy similares en todo el mural, existen variaciones en los
guerreros aves derrotados. Los que están en la parte occidental del
oriental no llevan pintura corporal, mientras que los de la parte
oriental del talud con frecuencia tienen cuerpos pintados en dos
colores contrastantes. Con esto se plantea la posibilidad de que
varios diferentes encuentros se comprima en esta escena. Así se puede observar que en este mural los guerreros jaguar se
muestran dominando a los guerreros de aves que ya están heridos,
desarmado, y derrotados. Los guerreros de aves son despojados
desnudo, excepto por sus joyas de jade y tocados de aves. La
desnudez de los guerreros derrotados tiene una connotación temporal,
así: presagia el momento después de la batalla cuando los cautivos
son despojados. En el caso de los códices, uno o dos de estas fases son
representados. En los códices prehispánicos se muestran las últimas
dos fases, ya que no se muestra explícitamente el momento en el que
comienza el lanzamientos de proyectiles. Por otra parte, en los
códices coloniales, cuyas escenas tienen una gran influencia
europea, logran congregar generalmente dos de estas fases en una sola
escena de manera más explícita.
En resumen, guerreros de élite generalmente llevaban chalecos
antiproyectiles, cascos y trajes tlahuiztli y escudos. En el combate
cuerpo a cuerpo se usaban armas de choque (por lo general un
macuahuitl en el Altiplano y regiones cercanas, y lanzas y hachas en
la zona mixteca), utilizando también atlatls y dardos. Los guerreros
novatos carecían de chalecos antiproyectiles, pero tenía escudos, y
de otras armas. Sin embargo, el grueso del ejército estaba compuesto
por “plebeyos” que se desempeñaron como arqueros y honderos.
FUENTES
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Delgado Becerril, Martín Alberto. (2010). Las hachas mesoamericanas del Posclásico y su representación en los códices. (Tesinas de Licenciatura – Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras)
Garduño Arzave, Alfonso Antonio. (2008). Análisis arqueológico, simbólico y técnico de algunas armas de guerra representadas en el arte mesoamericano. (Tesis de Doctorado – Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras)
Hassig, Ross. Aztec Warfare: Imperial expansion and political control, 1era edición, Oklahoma, University of Oklahoma, 1988, 404 p.
____________. “La guerra en la antigua Mesoamérica” en Arqueología Mexicana, Editorial Raíces, vol. XIV, núm.84, marzo-abril, año 2007 pág 32-40
Jiménez, García, Esperanza Elizabeth. “Iconografía guerrera en la escultura de Tula, Hidalgo” en Arqueología Mexicana, Editorial Raíces, vol. XIV, núm.84
Pohl, John M.D. “La guerra entre los zapotecos” en Arqueología Mexicana, Editorial Raíces, vol. XIV, núm.84,
Trejo, Silvia. “La imagen del guerrero victorioso en Mesoamérica”. Estudios de Cultura Nahuatl, IIH-UNAM, 2000, vol. 31