Tras conquistar un territorio, el pueblo dominante tratará de someter y aculturizar al pueblo subyugado. Sin embargo, muchas veces el pueblo sometido se rebelará ante esas imposiciones , desencadenando conflictos armados.
La Guerra de Nube Roja
La guerra
que sostuvo Nube Roja, prominente jefe Sioux, fue un conflicto bélico entre los
Lakota, los Cheyenne y los Arapaho en contra del gobierno de los Estados por el
control del río Powder. Tras el
descubrimiento de minas de oro en Montana, el gobierno de los Estados Unidos
decidió tomar el control de la Ruta de Bozeman, que pasaba por las tierras de
caza del río Powder de los Lakota, para que fuera utilizada por los mineros y
colonos. Tras negociaciones fallidas entre el gobierno estadounidense y las
comunidades indígenas de la región, Nube Roja, jefe Sioux de los oglala, se
levantó en armas y logró conformar una poderosa alianza con todos los pueblos indígenas de la
zona. De este modo, Nube Roja y sus
aliados llevaron a cabo una guerra de guerrillas contra las caravanas militares
en la Ruta de Bozeman, atacando también las guarniciones de los diversos
fuertes que se habían construido en la región. Para tratar de sofocar la
rebelión, el oficial de caballería William Fetterman se dispuso a atacar a los
insurrectos. El 21 de diciembre de 1866,
Fetterman, junto a sus hombres, cayeron en una emboscada por parte de los
hombres de Nube Roja, muriendo todos los soldados estadounidenses en el campo
de batalla. Este levantamiento obligó a las tropas estadounidenses a retirarse
de sus guarniciones y a solicitar el Segundo Tratado de Paz de Fort Laramie, el
29 de abril de 1868. Este tratado estipulaba el abandono de la "Ruta de
Bozeman" y de algunos de los fuertes construidos para su protección, así
como la devolución de las tierras de las Black Hill.
La rebelión de Quisteil
Jacinto
Cakek, líder indígena maya, era oriundo de una zona de lo que hoy es el Estado de Campeche de México, pero
que a mediados del siglo XVII, pertenecía a la Capitanía General de Yucatán. Jacinto
Canek, cuyo nombre de nacimiento era Jacinto Uc de los Santos, se educó desde
niño con los franciscanos en la ciudad de Mérida, sin embargo, debido a su
temperamento y rebeldía fue expulsado. Gracias a su audacia, inteligencia y
educación, logró liderar un movimiento de insurrección gestado por la
injusticia social y los abusos de los españoles coloniales. El 19
noviembre de 1761 tras unas festividades populares en el poblado de Quisteil,
en Yucatán, Canek desde el atrio de la iglesia incitó a los indígenas a
levantarse contra los españoles.
"Hijos
míos muy amados: no sé qué esperáis para sacudir el pesado yugo y servidumbre
trabajosa en que os ha puesto la sujeción a los españoles; yo he caminado por
toda la provincia y registrado todos sus pueblos, y considerando con atención
qué utilidad o beneficio nos trae la sujeción de España [...] No hallo otra
cosa que una penosa [...] servidumbre".
En ese
momento Jacinto Canek se proclamó rey de los mayas. Posteriormente los colonos españoles
fueron atacados y Cisteil cayó en manos de los rebeldes mayas. El fraile Miguel
Ruela, cura de la iglesia, escapó y pidió ayuda al capitán Tiburcio Cosgaya,
quien de inmediato organizó una expedición punitiva para sofocar la rebelión.
Sin embargo, en la noche del día 20 del
mismo mes, al llegar a Cisteil, las fuerzas españolas fueron emboscadas y como
resultado de la refriega que siguió, fue muerto el comandante y otros militares
que intentaron inútilmente aplacar a los rebeldes. Al ver la gravedad del
asunto, El gobierno español de Yucatán envió entonces mayores fuerzas quienes
vencieron a los rebeldes el 26 de noviembre de 1761, sin embargo, Canek logró
escapar. Poco tiempo después, el líder
maya cayó preso en las inmediaciones de Quisteil, siendo conducido a Mérida
junto con los otros rebeldes. Ahí, él y sus colegas fueron sujetos a y a la postre, ejecutados en la plaza pública
el 14 de diciembre.
La rebelión de Túpac Amaru II
José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido popularmente
como Túpac Amaru II, fue un líder de
descendencia indígena, considerado un precursor de la Independencia de Perú. Descendía
de Túpac Amaru I, el último Sepa Inca, ejecutado por los conquistadores
españoles durante el siglo XVI. Fue caudillo y líder de la denominada “Gran
Rebelión” que se desarrolló en los Virreinatos del Río de la Plata y del Perú,
en contra del imperio español. Entre sus ideales se encontraban la
independencia de Hispanoamérica de España, la eliminación de las diversas
formas de explotación y sumisión indígenas que imperaban en la época, la
abolición de la esclavitud negra, entre otros.
Gracias a su condición de indígena noble, realizó sus
estudios con los jesuitas en el Colegio de San Francisco Borja. Entre otras
cosas, llegó a dominar el quechua, el castellano y el latín. Realizó prósperas
actividades económicas, pero pronto se encontró con la presión de las
autoridades españolas, sometiéndolo al pago de prebendas. También se vio
afectado por el establecimiento de adunas y el alza de las alcabalas, además de
que se le negó el reconocimiento de suy linaje real inca.
Ante tales injusticias que sufrieron tanto José Gabriel
Condorcanqui Noguera como los demás indígenas que vivían en la región, el 4 de noviembre
de 1780 lideró la rebelión en contras de la dominación española,
autoproclamándose como Inca y adoptando el nombre de Túpac Amaru, en honor a
uno de sus antepasados. Con el apoyo de otros líderes indígenas, mestizos y
algunos criollos, la rebelión fue expandiéndose, llegando a tener tropas de
decenas de miles de combatientes. Tras
intensas batallas finalmente Túpac Amaru II fue capturado el 6 de abril de
1781. Durante su encierro, fue torturado e interrogado con el fin de sacar información
sobre sus compañeros de rebelión, pero estos intentos fueron infructuosos. El
18 de mayo de 1781, Túpac Amaru II, su familia y seguidores fueron
ejecutados en la Plaza de Armas de
Cuzco, sin embargo, la rebelión sería continuada por su primo Diego Cristóbal
Túpac Amaru.
La Rebelión de Shakushain
Shakushain, fue
hijo de un gobernante ainu, un pueblo indígena que se ubica en la isla de
Hokkaido, el norte de Honshu, las islas Kuriles y la mitad de la isla
rusa de Sajalín. Lideró una
rebelión en contra de las autoridades japonesas en Hokkaido entre los años de
1669 y 1672. El origen de esta rebelión
fue el asesinato de un joven ainu a manos de un colono japonés. Shakushain, ya
como gobernante ainu, gracias a su carisma pudo unir a las diversas comunidades
ainu en contra de las intrusiones de los japoneses. En un principio, los ainu y
los japoneses convivían en relativa paz, pero pronto los ainu se vieron
sometidos a tratos injustos en cuestiones de comercio. En uno de los primeros
ataques, Shakushain lideró a sus hombres en contra de las fuerzas del clan
Matsumae, quienes representaban los intereses de las autoridades japonesas en
esa región. El resultado de esos enfrentamientos fue en un principio en la
muerte de muchos japoneses. Sin embargo, pronto los aunu, quienes usaban armas
rudimentarias, se enfrentaron a las fuerzas del shogun Tokugawa, los cuales
portaban armas modernas. La rebelión fue sofocada y Shakushain fue hecho
prisionero y decapitado en Tokio en 1673. Este fue un último intento por parte
de los ainu para preservar su independencia política.
Las Guerras Maoríes
Las Guerras
Maoríes, también conocido como La Guerra de las Tierras de Nueva Zelanda, fue
un conflicto armado que tuvo lugar en Nueva Zelanda entre los años de 1845 y
1872. Este conflicto estuvo motivado por el rechazo de la población maorí al
dominio de la corona británica y de sus colonos en sus tierras. Tras la
violación del tratado de Waitangi, que especificaba la protección de las
tierras maoríes, quienes sólo podían vender sus tierras a la Corona Británica, el
pueblo maorí se levantó en armas. Rápidamente el conflicto armado se extendió por todo el
territorio de Nueva Zelanda. Los primeros momentos de esta guerra fueron favorables
para los maoríes, ganando algunas batallas y causando importantes bajas a los
europeos, equipados tan sólo con armas rudimentarias. Sin embargo, pronto los
colonos dieron vuelta a la situación, donde equipados con mejor armamento y
artillería pesada, empezaron a repeler los ataques de los maoríes. Las últimas
batallas que dieron fin a la guerra fueron las de Te Kooti y Titokowaru, donde
fueron derrotados definitivamente los maoríes. Finalmente, se
confiscaron casi 16.000 km² de tierras a los maoríes, que pasaron a estar bajo
control de las autoridades colonizadoras, que las usaron para cubrir los gastos
que había generado la guerra.