La importancia del descubrimiento de las grandes tumbas del mundo antiguo, radica en tanto su belleza y abundancia de su contenido así como por ser una excepcional ventana para acercarse a la historia, el modo de vivir y la cosmovisión de las culturas de los personajes sepultados en ellas.
En 1952, mientras el arqueólogo Alberto Ruz realizaba investigaciones en el Templo de las Inscripciones en Palenque, Chiapas, descubrió la cripta que resguardaba los restos de K'inich Janaab Pakal, uno de los gobernadores más poderosos de la zona maya. En este sepulcro se encontraron varias figuras y esculturas representando a Pakal y a varias deidades mayas. También se encontaron los restos de este gobernante maya ataviado con ajuares de jadeíta, resaltando una máscara mortuoria. Se encontraron en los huesos un recubrimiento de cinabrio rojo. Uno de los elementos que más destaca es la lápida del sarcófago que muestra a Pakal personificado como el dios K'awil en el momento de descender al inframundo a través del árbol cósmico. Su cuerpo es recibido por as fauces de una serpiente descarnada, Sak Bay Way, que es la entrada al inframundo.
Entre 1922 y 1934 se realizaron excavaciones arqueológicas en Ur, uno de los sitios más relevantes de Mesopotamia, encabezadas por el arqueólogo británico Leonard Wooley. Durante estas excavaciones se encontraron una de las tumbas más notables de Ur, la de la reina Pu-abum y la de su esposo, cuyo nombre aún de desconoce. En esta tumba se han encontrado restos de individuos sacrificado, posiblemente sirvientes que atenderán a los soberanos en el otro mundo. También se encontraron ajuares funerarios compuestos por joyas de oro, cornalina, lapislázuli y nácar. Entre estos se encuentran objetos bellamente decorados como un arpa y diversos objetos con figuras de carneros. Entre otras cosas se han armas, vasijas de oro, plata y bronce, carros de guerra, entre otros.
A finales de 1922, tras una exhaustiva búsqueda por el Valle de los Reyes, el arqueólogo inglés Howard Carter halló la entrada de Tutankamón, el joven faraón que murió a la edad de 19 años. En el lugar se encontró un sarcófago de cuarcita roja, cuyo interior se encontraban tres ataúdes, uno dentro del otro, en donde el último resguardaba los restos del joven faraón. Entre los objetos encontrados en la tumba, estaban una gran cantidad de ushebtis, esculturas que representaban a sirvientes que asistirían al faraón después de su muerte, así como muebles, juegos de mesa, ropajes y ánforas con alimentos y bebidas. También se encontraron varios cetros, una diadema de oro, el trono de Tuntakamón y la máscara que cubría el rostro y los hombros de la momia.
En 1974, mientras unos campesinos excavaban uno pozos para irrigar sus campos en Xi'an, China, encontraron unas figuras de terracota que resultaron ser el ejército que protegía simbólicamente la tumba de Qin Shi Huandi, el primer emperador de China que unificó su nación en varios sentidos. El conjunto está compuesto por soldados y generales, cada uno con rasgos distintivos, que resguardaban la tumba que aún no ha sido abierta, pero que según crónicas antiguas la describen como una cámara mortuoria, llena de modelos de palacios y edificio públicos, llena de objetos de valor y piedras preciosas. También tiene ríos artificiales de mercurio, imitando al río Yangze. El techo fue decorado con las constelaciones y la bóveda está iluminada con lámparas alimentadas con grasa de ballena. Todo esto está custodiado por ballestas automáticas capaces de disparar a los posibles ladrones de tumbas.
En 1987, en el norte de Perú, se descubrió la tumba del Señor de Sipán durante las excavaciones dirigidas por el arqueólogo Walter Alva. En esta lugar se encontraron más de mil vasijas con representaciones de dioses, guerreros y sacerdotes. Esta tumba se encontró intacta, salvándose del saqueo. El Señor de Sipán fue sepultado por dos hombres, tres mujeres y un niño. El cráneo del Señor de Sipán yacía sobre un plato de oro con el rostro cubierto por adornos de oro. La tumba estaba decorada con coronas, diademas, lanzas y cuchillos, además de un cetro de oro con mango de plata, metales importantes en la cosmovisión mochica.
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