La luna ha tenido un lugar importante en muchas culturas del mundo. Relatos relacionados ha ella se encuentran plasmados en diversos mitos y leyendas. El conejo es uno de los animales que se le ha relacionado con la luna. En muchas culturas existen historias sobre este tema, destacando las culturas mesoamericanas y las de Asia oriental.
En Mesoamérica, dentro de diversos relatos que existen, destaca el mito de La creación del quinto sol, donde narra el origen del actual sol, y el por qué del conejo en la luna:
Durante la asamblea que realizaron los dioses para crear el quinto sol, el joven Tecuciztecatl y el viejo Nanahuatzin fueron escogidos para ofrecerse en sacrificio y convertirse en el nuevo sol que alumbraría al mundo. Tecuciztecatl vestía lujosos ropajes y ofreció ricas ofrendas. Por su parte, Nanahuatzin, tanto sus ofrendas como sus ropajes eran muy humildes. Llegó la hora del sacrificio y Tecuciztecatl intentó cuatro veces lanzarse a la hoguera, donde saldría el sol, sin embargo, en todas desistió en hacerlo. En cambio, cuando Nanahuatzin fue llamado, se arrojó al primer intento, convirtiéndose así en el nuevo astro. Al ver lo sucedido, Tecuciztecatl también se lanzó hacia el fuego, surgiendo otro sol del mismo brillo. Al ver esto, los dioses arrojaron un conejo a la cara de Tecuciztecatl para castigar su cobardía y reducir su fulgor. Así surgió la luna, en la que se puede ver el conejo que le fue lanzado.
En china se relata la leyenda del Conejo de jade, quien por recompensa por su sacrificio, se convirtió en acompañante de la diosa Chang E en la luna:
Cuenta la leyenda que tres dioses bajaron a la tierra y cambiaron su imagen para parecerse a tres pobres hambrientos. Estos pidieron comida a los transeúntes. El zorro y el mono les dieron alimentos robados, pero el conejo al no tener nada que ofrecerles, dijo, ¨Si tienen hambre, pueden cocinarme y comerme a mí¨. Al instante saltó al fuego y se cocinó. Los tres dioses se conmovieron y le premiaron con poder vivir eternamente en el palacio de la luna y así nació el conejo de jade, acompañando a Chang E, la diosa lunar que lo habita. Desde entonces, el conejo de jade se convirtió en una parte de la luna.
Una historia similar a la china se puede encontrar en Japón, llamada Tsuki no usagi, donde el conejo también fue recompensado por su sacrificio:
Hace mucho tiempo vivían un conejo, un zorro y un mono que creían haber sido pecadores en sus vidas pasadas. Como castigo, se habían reencarnado como animales. Decididos a enmendar sus anteriores pecados, se reunieron un día y prometieron el uno al otro ser buenos y amarse como hermanos. Desde el cielo,el dios Taishakuten, les contemplaba con incredulidad. Para comprobar la veracidad de su fe, el dios se transformó en un hombre viejo y débil y descendió al mundo terrenal, dónde vivían los tres animales. Se echó en un camino, haciendo ver que estaba gravemente enfermo, dolorido y cercano a la muerte. Pronto los tres animales pasaron cerca del hombre, aparentemente moribundo.Viendo que ésta era la ocasión perfecta para demostrar su determinación de ser buenos, el mono salió corriendo hacia el bosque y trajo de vuelta frutas y plantas; el zorro fue a un cementerio y trajo de vuelta ofrendas que habían dejado a los muertos. Como el conejo era pequeño y débil, no pudo encontrar nada para salvar al hombre moribundo. Lleno de vergüenza le pidió al hombre prender una fogata e inmediatamente saltó en sus llamas, convirtiéndose en comida para el viejo. Taishakuten quedó muy impresionado y conmovido por este acto de entrega tan sacrificado, proclamó que el conejo debería ser subido a la luna, para que los humanos recordaran para siempre al conejo y su acto desinteresado. Los japoneses ven en la superficie de luna la imagen de un conejo machacando arroz con un martillo para preparar mochi (pastel de arroz).
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