Antes de la llegada de los españoles, San Ángel, que está ubicado al sur de la Ciudad de México, en la Alcaldía de Álvaro Obregón, era conocido con el nombre de Tenanitla, que era un pueblo tributario de Coyohuacan, hoy Coyoacán y posteriormente de Tenochtitlan. Este humilde pueblo, además de tributar maderas, flores y frutas, era conocido por sus escultores. Se dice que en 1512 Moctezuma Xocoyotzin, quien quería que se creara una obra que reflejará la grandiosidad de su gobierno, mandó a buscar una piedra que fuese perfecta para que ahí fuera labrada sus victorias. Esta piedra fue encontrada en el pueblo de Tenanitla, donde los artesanos del lugar la tallaron de tal manera que Moctezuma Xocoyotzin quedó muy complacido. Lamentablemente esta impresionante escultura se perdió.
En los primeros años de la
conquista, los dominicos fundaron una capilla dedicada a santo
Domingo y el lugar tomaría el nombre de San Jacinto Tenanitla.
Tiempo después los carmelitas construyeron es este lugar un colegio
y con convento bajo la advocación de San Ángel Martir. Los terrenos
donde se instalaron los carmelitas fueron donados por Don Juan de
Guzmán de Ixtolinque. Con el tiempo, las actividades económicas de
los carmelitas hicieron que la región prosperara, por lo que pronto
cambió el nombre del lugar a San ángel, en honor al convento de los
carmelitas.
Desde la segunda mitad del
siglo XVIII San Ángel se convirtió en el lugar de descanso y
recreación de las familias adineradas. Las crónicas que relatan la
vida de los habitantes de la Ciudad de México durante la primera
mitad del siglo XIX, mencionan que San Ángel era un lugar ideal para
el descanso. Para esa época, San Ángel contaba con varias huertas
que eran bañadas por las aguas cristalinas de los ríos cercanos;
también había arboledas, lomeríos y las casas, que eran de color
blanco, se mezclaban las milpas verdes.
En las huertas de San Ángel en
el siglo XIX, se producían gran cantidad de flores y frutas, las
cuales destacan el cultivo de la pera, manzana, chabacano, nuez,
cereza, capulín, durazno, ciruelas, aguacates, higos, zapote, mora,
tejocote, naranja, limón, uva y fresa.
Durante la guerra entre México
y los Estados Unidos, el Ejército del Norte, comandado por el
General Gabriel Valencia, se dirigió hacia San Ángel un 17 de
agosto de 1847, con el fin de prepararse para la batalla que
posteriormente sería conocida como la “Batalla de Padierna”.
En su hospedaje en este lugar, el ejército mexicano recibió de los
habitantes de San Ángel los pocos recursos que tenían, mientras que
los soldados recibían atención médica de las mujeres del lugar. En
la noche de ese mismo día, un hombre conocido como Don Agustín
Reina, se presentó ante el General Valencia, solicitando armas para
algunas personas que formaban parte de la Guardia Nacional del pueblo
de San Ángel, quienes querían ayudar al ejército, compartiendo sus
experiencias sobre el terreno del lugar. Por este motivo, se
improvisó una pequeña guerrilla, al mando del propio Reina, quienes
custodiaron el camino hacia Padierna.
En los años de 1847 y 1848,
tiempo que el ejército estadounidense ocupó la ciudad, todos los
periódicos nacionales desaparecieron. Sin embargo, los invasores
editaron un periódico bilingüe llamado Estrella
Americana, cuyo
primer ejemplar del 18 de septiembre de 1847, daba noticia sobre el
juicio y sentencia de la mayor parte del Batallón de San Patricio.
El Batallón de San Patricio
fue una unidad militar compuesta de varios cientos de inmigrantes
europeos, la mayoría irlandeses, que desertó del ejército de
Estados Unidos para unirse y luchar con el ejército mexicano durante
la Guerra de Intervención Estadounidense. Los efectivos del
Batallón de San Patricio eran desertores del Ejército de los
Estados Unidos. Después de tener una participación destacada
durante la guerra, en la Batalla de Churubusco, gran parte del
Batallón de San Patricio fue hecho prisionero por las fuerzas
estadounidenses, juzgándolos como desertores y traidores.
El 10 de septiembre de 1847, 14
de los hombres del Batallón de San Patricio fueron atados a los
árboles de la plaza de San Ángel, conocido como Plaza San Jacinto,
tras lo cual fueron azotados con 50 latigazos con las espaldas
desnudas. Después otros 16 miembros del Batallón de San Patricio
fueron ahorcados en un cadalso que fue construido con madera. Nueve
de los cuerpos fueron enterrados en las cercanías en tumbas cavadas
por el propio comandante del Batallón, John Riley, y otros
prisioneros. Las víctimas restantes fueron enterradas por curas en
el cementerio de Tlacopac.
En la Revolución, durante las
guerras internas entre convencionistas y constitucionalistas,
Emiliano Zapata atacó puntos importantes de la Ciudad de México
para demostrar la debilidad del régimen de Venustiano Carranza. El 4
de octubre de 1916, los zapatistas atacaron y tomaron la estación de
bombeo de Xochimilco, que administraba de agua a la ciudad. Una
semana después otra oleada de zapatistas atacó el suburbio de San
Ángel, poniendo en jaque la región.
Mientras las tropas federales se resguardaban en la antigua fábrica
de papel de Loreto, los zapatistas acampaban en La Otra Banda.
A principios del siglo XX, San
Ángel era la cabecera municipal de de 4 pueblos, 4 haciendas, 3
rancherías y 4 fábricas textiles. Al fraccionarse los terrenos de
la hacienda de Goicochea se formaron las colonias San Ángel Inn y
Lomas de Guadalupe
FUENTES
San Ángel, una invitación a su rescate. Fundación Esponoza Rugarcía I.B.P. editorial mapas, México, 2007
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