Una
pastorela es una representación teatral, en donde los personajes de pastores
tienen una gran presencia. Generalmente esta obra presenta un ritmo sencillo y
alegre. En México, se empezó a desarrollar a partir del siglo XVI, tras la
llegada de los españoles a tierras americanas. El tema principal de una
pastorela es la representación del
pasaje del Evangelio de San Mateo, según el cual un ángel se aparece a unos
pastores para indicarles el camino de Belén, lugar en el cual deberán venerar
el nacimiento del Niño Jesús. Una de las pastorelas más antiguas que se tienen
registradas en México es un representación que se llevó a cabo en Tlajomulco,
en lo que hoy es el Estado de Jalisco, la cual
era conocida como la Adoración de los Reyes Magos, y se había
puesto en escena desde antes de 1557. Creada por Fray Andrés de Olmos, en esta
obra, los diálogos estuvieron casi en su totalidad en nahuatl, y acudieron más
de 5,000 indígenas para presenciar la puesta en escena. Esta obra teatral, al
igual que otras que fueron utilizadas para la evangelización por parte de los
frailes a principios de la conquista, utilizaron algunos elementos de la
dramaturgia nahua prehispánica, para que los indígenas pudieran asimilar mejor
el mensaje. Según Fray Toribio Motolinia, en su obra Historia de los indios
de la Nueva España, los indígenas acostumbraban a celebrar el día de la
Epifanía de la representación del ofrecimiento de los reyes a Niño Jesús,
teniendo un gran aprecio entre los habitantes. Para a mediados del siglo XIX,
había evolucionado de tal manera, que la forma de contar la historia se había
diversificado. Dependiendo de la época y de sus circunstancias, así como al
público al que iba dirigida, las
pastorelas fueron adquiriendo sus propias características, en las cuales muchas
veces en un medio de crítica social, o simplemente como entretenimiento. De
esta forma fue adquiriendo la forma como hoy la conocemos. Actualmente, las pastorelas se realizan tanto
en contextos urbano como rurales, en los cuales, los pastores toman el rol obreros, campesinos, rancheros u otros
personajes, pero con el objetivo de contribuir a que el bien, encarnado por los
ángeles, triunfe sobre el mal,
representado por el diablo.
Historia de las posadas
Fray
Diego de Soria, Prior del convento de San Agustín Acolman, obtuvo una bula del
Papa Sixto V, en 1587, la cual permitía que el pueblo participará de manera
pública, en la participación de la Navidad. Esta bula autorizaba la celebración en la Nueva España, de unas
misas conocidas como aguinaldos, las cuales se llevaban a cabo desde el
16 al 24 de diciembre y que se realizaban en los atrios de las iglesias. En un
principio se limitó a las misas de las mañanas, prolongándose a la oración de
la tarde con el rezo del rosario y luego se establecieron las procesiones.
Entre esas misas se intercalaban pasajes y escenas de la navidad, recordando la
peregrinación de María y José, desde su salida de Nazaret hasta llegar a Belén,
donde buscaban alojamiento para esperar el nacimiento del Niño Jesús. Ya a partir del siglo XVIII, la celebración
de la posada pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas,
sustituyendo la música religiosa por
cantares populares.
Nochebuena
Los
antiguos mexicas conocían la nochebuena como cuetlaxochitl. Algunos expertos en
lengua nahuatl dicen que viene del vocablo cuetlaxtli, que significa cuero y
xochitl, que significa flor; cuya traducción literal podría ser Flor de Cuero
debido al color rojo vivo de los pétalos, semejante a la piel recién desprendida.
De su nombre en nahuatl de cuetlaxochitl, se pasó a nombrarla como Nochebuena
en la época colonial y en los primeros años del México independiente se
difundió el nombre de Poinsettia, en honor de Joel R. Poinsett, quien fue quien
introdujo la flor de nochebuena a los Estados Unidos. La nochebuena o cuetlaxochitl, al igual que
otras flores y plantas, eran utilizadas por los antiguos mexicas como ofrendas
para sus dioses. Esta planta fue de gran interés por parte de los frailes
que llegaron a México. Fray Bernardino de Sahagún la describe en su obra Historia
general de las cosas de la Nueva España y menciona que “son hojas de árbol
muy coloradas”. Fueron los españoles que la renombraron como flor de
nochebuena, ya que florece en diciembre.
En 1828, el entonces embajador de los Estados Unidos, Robert Poinsett, le agrado tanto esta planta,
que la envió a su país natal. De esta forma en Estados Unidos y en algunos
países de Europa se le conoce como
poinsettia. Posteriormente, en 1906, el empresario Albert Ecke comenzó a
cultivarla en forma comercial en Los Ángeles, california, promoviéndola, a
partir de ese momento, como símbolo de la navidad para el resto del mundo.
Piñata
Según
algunos estudios, la piñata tiene su origen en China. Antiguamente los chinos
confeccionaban figuras de animales cubierta con papeles de colores rellenas de
semillas y se les golpeaba con varas de colores. Todo esto era parte de las
celebraciones del año nuevo chino. Posteriormente Marco Polo, famoso
comerciante veneciano que visitó gran parte de las tierras asiáticas durante el
reinado de Kublai Khan, introdujo esa tradición a Italia en el siglo XII, en
donde se adaptó a las festividades de la cuaresma. Es en Italia que adopta el
nombre de pignatta, que significa olla. De Italia, esta tradición pasa a
España y finalmente al Nuevo Mundo, tras la conquista. Una vez en México, los misioneros aprovecharon esta costumbre como parte de la
evangelización, convirtiendo la piñata en un elemento con símbolos
bíblicos. Con ella intentaban atraer a
los indígenas a las festividades religiosas de la Navidad, en especial a los
niños. Según algunas tradiciones la
piñata representó a Satanás, el cual
seduce a los hombres por medio de sus brillantes colores. Los dulces y
las frutas que la llenaban, vinieron a representar las tentaciones que el
diablo ofrece. La persona, con los ojos vendados, indicaba la lucha contra
estas tentaciones en la oscuridad de la fe; el palo representaba la bondad, ya
que solo el bien puede vencer al mal. Cuando se rompía la piñata, los dulces y
la fruta que contenía representaron la recompensa que Dios da a los buenos, a
los que se dejan guiar por la fe. La forma tradicional de la piñata parece
haber sido la de una estrella de 7 picos, la cual representa los siete pecados
capitales, elemento importante en la catequesis de los primeros años después de
la conquista. Actualmente, las piñatas se han adoptado en muchas culturas del
mundo y se han convertido en un entretenimiento común en las fiestas y
celebraciones, especialmente en México, América Central y al sur de Estados
Unidos.