martes, 29 de enero de 2019

La historia de las pastorelas, las posadas, las piñatas y la flor de noche buena en México



Historia de la pastorela
Una pastorela es una representación teatral, en donde los personajes de pastores tienen una gran presencia. Generalmente esta obra presenta un ritmo sencillo y alegre. En México, se empezó a desarrollar a partir del siglo XVI, tras la llegada de los españoles a tierras americanas. El tema principal de una pastorela es la representación  del pasaje del Evangelio de San Mateo, según el cual un ángel se aparece a unos pastores para indicarles el camino de Belén, lugar en el cual deberán venerar el nacimiento del Niño Jesús. Una de las pastorelas más antiguas que se tienen registradas en México es un representación que se llevó a cabo en Tlajomulco, en lo que hoy es el Estado de Jalisco, la cual  era conocida como la Adoración de los Reyes Magos, y se había puesto en escena desde antes de 1557. Creada por Fray Andrés de Olmos, en esta obra, los diálogos estuvieron casi en su totalidad en nahuatl, y acudieron más de 5,000 indígenas para presenciar la puesta en escena. Esta obra teatral, al igual que otras que fueron utilizadas para la evangelización por parte de los frailes a principios de la conquista, utilizaron algunos elementos de la dramaturgia nahua prehispánica, para que los indígenas pudieran asimilar mejor el mensaje. Según Fray Toribio Motolinia, en su obra Historia de los indios de la Nueva España, los indígenas acostumbraban a celebrar el día de la Epifanía de la representación del ofrecimiento de los reyes a Niño Jesús, teniendo un gran aprecio entre los habitantes. Para a mediados del siglo XIX, había evolucionado de tal manera, que la forma de contar la historia se había diversificado. Dependiendo de la época y de sus circunstancias, así como al público al que iba dirigida,  las pastorelas fueron adquiriendo sus propias características, en las cuales muchas veces en un medio de crítica social, o simplemente como entretenimiento. De esta forma fue adquiriendo la forma como hoy la conocemos.  Actualmente, las pastorelas se realizan tanto en contextos urbano como rurales, en los cuales, los pastores toman el  rol obreros, campesinos, rancheros u otros personajes, pero con el objetivo de contribuir a que el bien, encarnado por los ángeles, triunfe sobre  el mal, representado por el diablo.

Historia de las posadas
Fray Diego de Soria, Prior del convento de San Agustín Acolman, obtuvo una bula del Papa Sixto V, en 1587, la cual permitía que el pueblo participará de manera pública, en la participación de la Navidad. Esta bula autorizaba la celebración en la Nueva España, de unas misas conocidas como aguinaldos, las cuales se llevaban a cabo desde el 16 al 24 de diciembre y que se realizaban en los atrios de las iglesias. En un principio se limitó a las misas de las mañanas, prolongándose a la oración de la tarde con el rezo del rosario y luego se establecieron las procesiones. Entre esas misas se intercalaban pasajes y escenas de la navidad, recordando la peregrinación de María y José, desde su salida de Nazaret hasta llegar a Belén, donde buscaban alojamiento para esperar el nacimiento del Niño Jesús.  Ya a partir del siglo XVIII, la celebración de la posada pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, sustituyendo la música religiosa  por cantares populares.

Nochebuena
Los antiguos mexicas conocían la nochebuena como cuetlaxochitl. Algunos expertos en lengua nahuatl dicen que viene del vocablo cuetlaxtli, que significa cuero y xochitl, que significa flor; cuya traducción literal podría ser Flor de Cuero debido al color rojo vivo de los pétalos, semejante a la piel recién desprendida. De su nombre en nahuatl de cuetlaxochitl, se pasó a nombrarla como Nochebuena en la época colonial y en los primeros años del México independiente se difundió el nombre de Poinsettia, en honor de Joel R. Poinsett, quien fue quien introdujo la flor de nochebuena a los Estados Unidos.  La nochebuena o cuetlaxochitl, al igual que otras flores y plantas, eran utilizadas por los antiguos mexicas como ofrendas para sus dioses. Esta planta fue de gran interés por parte de los frailes que llegaron a México. Fray Bernardino de Sahagún la describe en su obra Historia general de las cosas de la Nueva España y menciona que “son hojas de árbol muy coloradas”. Fueron los españoles que la renombraron como flor de nochebuena, ya que florece en diciembre.  En 1828, el entonces embajador de los Estados Unidos,  Robert Poinsett, le agrado tanto esta planta, que la envió a su país natal. De esta forma en Estados Unidos y en algunos países de Europa se le conoce como  poinsettia. Posteriormente, en 1906, el empresario Albert Ecke comenzó a cultivarla en forma comercial en Los Ángeles, california, promoviéndola, a partir de ese momento, como símbolo de la navidad para el resto del mundo.

Piñata
Según algunos estudios, la piñata tiene su origen en China. Antiguamente los chinos confeccionaban figuras de animales cubierta con papeles de colores rellenas de semillas y se les golpeaba con varas de colores. Todo esto era parte de las celebraciones del año nuevo chino. Posteriormente Marco Polo, famoso comerciante veneciano que visitó gran parte de las tierras asiáticas durante el reinado de Kublai Khan, introdujo esa tradición a Italia en el siglo XII, en donde se adaptó a las festividades de la cuaresma. Es en Italia que adopta el nombre de pignatta, que significa olla. De Italia, esta tradición pasa a España y finalmente al Nuevo Mundo, tras la conquista.  Una vez en México, los misioneros  aprovecharon esta costumbre como parte de la evangelización, convirtiendo la piñata en un elemento con símbolos bíblicos.  Con ella intentaban atraer a los indígenas a las festividades religiosas de la Navidad, en especial a los niños.  Según algunas tradiciones la piñata representó a Satanás, el cual  seduce a los hombres por medio de sus brillantes colores. Los dulces y las frutas que la llenaban, vinieron a representar las tentaciones que el diablo ofrece. La persona, con los ojos vendados, indicaba la lucha contra estas tentaciones en la oscuridad de la fe; el palo representaba la bondad, ya que solo el bien puede vencer al mal. Cuando se rompía la piñata, los dulces y la fruta que contenía representaron la recompensa que Dios da a los buenos, a los que se dejan guiar por la fe. La forma tradicional de la piñata parece haber sido la de una estrella de 7 picos, la cual representa los siete pecados capitales, elemento importante en la catequesis de los primeros años después de la conquista. Actualmente, las piñatas se han adoptado en muchas culturas del mundo y se han convertido en un entretenimiento común en las fiestas y celebraciones, especialmente en México, América Central y al sur de Estados Unidos.