Si Tatsugoro Matsumoto, un antiguo jardinero imperial japonés, no hubiera
llegado a México a finales del siglo XIX, posiblemente el aspecto de la Ciudad de México hubiera sido totalmente diferente. La jacaranda, ese árbol de origen sudamericano que
tapiza sus calles con sus flores moradas en primavera, no
existiría.
Tatsugoro Matsumoto fue uno de los primeros emigrantes provenientes de Japón que llegó a Latinoamérica. Antes de llegar a México en 1897, Matsumoto había trabajado en Perú años atrás. En ese sitio, Tatsugoro conoció a José Landero y Coss, hacendado y minero mexicano, quien se impresionó por el trabajo de jardinería de Matsumoto. Landero lo invitó a su Hacienda de San Juan Hueyapan, cerca de Pachuca, para que creara un jardín similar con un lago artificial.
Matsumoto, después de realizar el jardín en la hacienda de Landero, regresó a su tierra natal para visitar a su esposa, aunque ya tenía planeado establecerse definitivamente en México. Tatsugoro Matsumoto ya no volvió a Japón, ya que murió en territorio mexicano en 1955 a la edad de 94 años.
Debido a sus espectaculares trabajos de jardinería, Tatsugoro Matsumoto ganó fama y reconocimiento entre la sociedad porfiriana. Porfirio Díaz, al enterarse de la calidad de su trabajo, lo invitó para que se encargara de los jardines florales de la residencia presidencial que estaba ubicada en el Castillo de Chapultepec. Trabajó para varis políticos y personalidades importantes de la época. Entre sus obras más destacables se encuentra los jardines del restaurante campestre conocido como La Bombilla, lugar en donde sería asesinado Álvaro Obregón a manos de León Toral.
En 1910, llega proveniente de Japón, su hijo, Sanshiro Matsumoto. Ya establecido en México, se encarga del negocio de su padre, ya que la parte administrativa no estaba en condiciones óptimas. En poco tiempo, padre e hijo crean un importante negocio de flores, a pesar de las dificultades sociales y económicas causadas por el movimiento revolucionario. Sanshiro Matsumoto participó
Tras establecerse una estabilidad en la situación política y social en México después de la Revolución Mexicana, Álvaro Obregón deseaba plantar cerezos en la Ciudad de México. Sin embargo, los Matsumoto le recomendaron que la mejor opción era plantar jacarandas, árbol introducido desde Brasil por Tatsugoro Matsumoto. El argumento era que esta especie estaba mucho mejor adaptada a las condiciones climatológicas de la ciudad para que florecieran en primavera. De esta forma se plantaron jacarandas en las principales avenidas de la Ciudad de México.
Desde ese momento, la jacaranda retoñó no sólo en la Ciudad de México, sino que al poco tiempo se fue expandiendo a otros territorios de México. Gracias a a estos acontecimientos, en México se puede disfrutar de una experiencia similar al hanami (fiesta japonesa de observación de flores) con las jacarandas, que en los meses de marzo y abril florecen, recordando el trabajo de Matsumoto en México.
FUENTES
La Feria de las Flores, 160 años coloreando San Ángel, primera edición, México, Miguel Ángel Purrúa/Delegación Álvaro Obregón., 2017
Hernández, Galindo, Sergio. "Tatsugoro Matsumoto y la magia de las jacarandas en México". http://www.discovernikkei.org/es/journal/2016/5/6/tatsugoro-matsumoto/
Keber Palma,Víctor. (2015). Japón y la Revolución Mexicana. Las supuestas conjeturas nipo-mexicanas en contra de la Doctrina Monroe [Tesis de doctorado, El Colegio de Michoacán]