El sol es un elemento indispensable para el sustento de la vida en la Tierra. Por este motivo, ha sido admirado y reverenciado por diversas culturas, siendo representado de diferentes formas y colores.
Tonatiuh
En la mitología mexica, Tonatiuh es la representación deificada del sol. Era venerado como el poder soberano, por el cual se vive. Tonatiuh es representado generalmente como un guerrero armado dentro de un disco solar radiado. En los códices es representado como un dios joven de cabello amarillo, cuya nariz es atravesada con una nariguera. Tonatiuh es el patrón de los guerreros y es el símbolo de la exaltación de la guerra, elemento muy presente en el pueblo mexica.
Amaterasu
Amaterasu es la diosa del sol en la mitología sintoista. Según la tradición, Amaterasu nació del ojo izquierdo de Izanagi (uno de los principales dioses sintoistas), cuando éste se lavaba y purificaba en un rito. El Kojiki (el libro histórico más antiguo que trata sobre la historia de Japón) la describe como la diosa de la que emana toda la luz, y como la diosa del sol por la calidez y la compasión que ella muestra a sus seguidores. Amaterasu es considerada como la antepasada directa de la familia imperial de Japón.
Atón
Atón era una deidad solar del Antiguo Egipto que representaba al son en el firmamento. Era retratado como un disco solar que emanaba rayos, los cuales terminaban en manos. Se le consideró como creador del hombre y de los animales, y espíritu que alimenta al mundo. En tiempos del faraón Akenatón, Atón se convirtió en el único dios reverenciado en Egipto, aunque por corto tiempo. Su santuario principal estaba en la ciudad de Ajetatón (Amarna). Tras la muerte de Akenaton, su sucesor Tuntakamón restauró el culto al resto de los dioses egipcios.
Mitra (Roma)
Mitra era un dios solar, con orígenes en Persia e India, y que posteriormente formó parte de la religión del imperio romano. En el arte romano se le representa como un hombre joven, con un gorro frigio, matando con sus manos un toro. Durante el Imperio romano, el culto a Mitra se desarrolló como una religión mistérica (aquella que presenta misterios que no se plantea explicar), y se organizaba en sociedades secretas, exclusivamente masculinas. Gozó de especial popularidad en ambientes militares. El relato mítico menciona que Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado. En el momento de su nacimiento llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Poco después de se nacimiento, encontró al toro primordial cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y después de un largo forcejeo, logró montarlo. Cansado el toro, Mitra lo llevó vivo hasta su cueva. Una vez estando ahí, un cuervo enviado por el Sol le avisó que debía realizar el sacrificio, y Mitra, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en un costado. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre. Su semen, recogido y purificado por la luna, produjo animales útiles para el hombre.
Sól
En la mitología nórdica, Sól es la Diosa del Sol. hija de Mundilfari y Glaur, y esposa de Glenr. El mito menciona que la diosa Sól cada día dirige su carroza a través de los cielos, tirada por dos corceles llamados Arvak y Alsvid. Mientras es perseguida durante todo el día por el lobo, Sköll, que quiere devorarla. Los eclipses solares significarían que Sköll casi la ha alcanzado y hace sombra momentáneamente. Durante el Ragnarök, Sköll finalmente alcanzará a Sól y la devorará. Entonces será reemplazada por su hija en la tarea de guiar el Sol. En la mitología nórdica, el sol no proporcionaba luz; ésta emanaba de las crines de Alsvid y Arvak.
Inti
En la mitología inca, Inti era el nombre con el que era conocido el sol y es la deidad más importante del pueblo inca. Inti estaba casado con su hermana Mama Quilla, quien representaba a la Luna. A Inti se le representaba con la forma de un elipsoide de oro en el que también podían aparecer los rayos como otro de sus atributos de poder, y la luna tenía la forma ritual de un disco de plata. Inti daba vida y calor a todos los seres vivos y hacía crecer a las plantas. También podía curar las enfermedades y dar seguridad al ser humano.
Beiwe
Beiwe es la diosa de la fertilidad, la primavera, el Sol y la cordura del pueblo sami, originaria de la región de Fennoscandia (Noruega, Suecia y Finlandia). La diosa viaja junto a su hija Beiwe-Neia sobre huesos de reno en el cielo, lo que hace volver a crecer las plantas en la tierra después del invierno. Beiwe también devuelve la salud mental a aquellos que la habían perdido tras el periodo de oscuridad en el círculo polar. Es representada con el símbolo del anillo solar
Magec
Magec era dios del Sol y la luz en la mitología guanche (Islas Canarias). Según las creencias guanches, Magec fue secuestrado por Guayota, el rey demonio y encerrado en el interior del volcán Teide en Tenerife. Los guanches pidieron ayuda del dios supremo Achamán quien lo liberó, encerrando en su lugar a Guayota en el Teide. Se han encontrado dibujos de espirales talladas en las rocas, en los que algunos arqueólogos creen que simbolizan a Magec.
Belenus
En la mitología celta , Belenus era una deidad adorada en la Galia, Bretaña y en las zonas celtas de Austria y España . Él era el dios celta sol y tenía santuarios desde Aquileia en el Adriático hasta Kirkby Lonsdale en Inglaterra. Se le asoció como compañera a la diosa Sirona (Diosa de las sanaciones y asociada a las aguas termales).
Helios
Helios era la representación del sol en la mitología griega. Era considerado como un titán y era hijo de los también titanes Hiperión y Tea. Helios era imaginado como un hermoso dios coronado con la brillante aureola del sol. Habitaba en un palacio de oro ubicada en el río Oceanos en los extremos orientales de la tierra. De allí cada amanecer él conducía un carro tirado por cuatro corceles alados que arrogaban fuego y regerseba por las noches. Una vez que su hijo Faetón intentó conducir el carro del sol, sin embargo perdió el control, incendiando a la Tierra. Zeus entonces detuvo el carro con un rayo, ahogándose Faetón en el río Erídano. De este incidente surgió el desierto africano