domingo, 30 de junio de 2019

Deidades acuáticas


El agua es esencial para sostener la vida, por lo que no es extraño que muchas culturas en el mundo hayan realizado algún acto de reverencia y culto hacia el líquido vital. Muchos pueblos se instalaron cerca de fuentes de agua, ya sea lagos, ríos, el océano, por lo que crearon alrededor de estos, deidades capaces de protegerlos e incluso perjudicarlos en caso de hacerles enojar.

En la mitología japonesa, Ryūjin, también conocido como Ōwatatsumi, era un dios dragón tutelar del mar que también simbolizaba el poder del océano. Tenía una gran boca y era capaz de adquirir forma humana. Ryūjin moraba en el Ryūgū-jō, un palacio submarino construido con corales de color rojo y blanco desde donde controlaba las olas del mar utilizando unas gemas conocidas como Kanju y Manju, con las cuales podía apaciguar y embravecer la marea. Su séquito se componía de tortugas marinas, peces y medusas.

Entre los nahuas mesoamericanos, Chalchiuhtlicue era la deidad de las aguas marinas y pluviales. Estaba ligada estrechamente con Tlaloc, deidad de la lluvia. Fue considerada protectora de quienes navegaban en las orillas de los océanos y de los lagos. También tenía la protestad de crear tormentas que afectaban a las personas. También se le atribuía la capacidad de hacer que un pueblo entero se multiplicara y prosperara. Era descrita con la cara de color amarillo,  con un collar de piezas preciosas con un colgante de oro: en la cabeza una corona hecha de papel, pintada de azul claro, con unos penachos de plumas verdes y unas bolas también de azul claro.

Entre la cosmovisión de los habitantes de Fiyi, Dakuwaqa, el dios tiburón, es un escualo de gran tamaño reverenciado por los pobladores. En un principio, Dakuwaqa era un ser arrogante a bravucón, generalmente de mal humor, que solía molestar a la gente y a las criaturas que vivían en lugar, hasta que fue retado y vencido por una diosa en forma de pulpo. A partir de ese momento prometió que protegería a los habitantes de las islas y mejoraría su temperamento. Una de sus representaciones suelen ser la de un humano con torso de tiburón. También puede ser un hombre fiyiano musculoso con el tatuaje de un escualo en es estómago.

Sedna es la deidad más importante de la tradición inuit. Ella provee de peces, focas y demás animales marinos. Se dice que en un principio en el océano no existía vida y sólo vivían algunas personas, entre ellas una hermosa joven que vivía solitaria con su padre viudo. Cuando tuvo la edad suficiente, todos quisieron desposarla pero ella no quería a ninguno. Sin embargo, un día vio aparecer un apuesto extranjero que la sedujo y se marchó con ella. Más tarde la joven se daría cuenta de que su pareja era en realidad un pájaro mágico. Después de un tiempo, su padre oyó quejidos de su hija arrepentida, desesperada al conocer la identidad de su amado. Embarcó entonces sobre su kayac para ir a buscarla, luego mató a su yerno y tras recuperarla, se hizo a la mar con ella. Sin embargo fueron atacados por otras aves en venganza de su compañero asesinado, desatando una tormenta con el aleteo de sus alas.  Como el mar también reclamaba a Sedna, su padre atemorizado, accedió a la voluntad del mar y la lanzó al mar. Pero ella intentó aferrarse al borde del barco. Como ponía la embarcación en peligro, el padre cortó los dedos de su hija con un cuchillo, que se convirtieron en diferentes criaturas marinas. Así el océano calmó su furia y Sedna se hundió en el fondo, donde se convirtió en un poderoso espíritu mitad mujer, mitad pez.