viernes, 30 de octubre de 2015

Mercenarios de la antigüedad



Un mercenario es aquel soldado que participa en algún conflicto bélico buscando algún beneficio económico o personal, dejando muchas veces a lado ideologías o nacionalidades. A lo largo de la historia han existido guerreros o incluso pueblos que han prestado sus servicios como mercenarios.

Antes de convertirse en un Estado poderoso que dominaría gran parte de Mesoamérica, los mexicas, en sus inicios, estuvieron sujetos a los señoríos que se establecieron antes de su llegada a la Cuenca de México. A principios del siglo XII, Culhuacan era un señorío que peleaba por el control, por lo que inició una campaña de conquista, utilizando a los mexicas como mercenarios. En 1323, el gobernante de Culhuacan ofreció la libertad de su vasallaje, si derrotaban y conquistaban a Xochimilco, un señorío vecino. Tras la victoria en esa batalla, los mexicas se presentaron ante el gobernante de Culhuacan  para entregarle las orejas de ocho mil prisioneros como símbolo de su triunfo. Con esto, los mexicas lograron salir como pueblo libre del inhóspito lugar donde se les había permitirse asentar en un principio, a otro mejor.

Con el nombre de Lansquenete se les conoció a algunos mercenarios alemanes que tuvieron lugar entre el siglo XV y el XVII. En sus inicios, los lansquenetes eran siervos que peleaban en calidad de peones, y servían a los caballeros como palafreneros (criados que llevaban el caballo cogido del freno), armado solamente con una pica. Posteriormente se formaron como cuerpos independientes de piqueros, que se distinguían por llevar vistosos uniformes y llegaron a constituir la base de la infantería alemana del Renacimiento. Los lansquenetes pelearon también en España mientras reinaba la casa de Austria. Estos guerreros estarían presentes como mercenarios en diversas campañas imperiales a lo largo del siglo XVI

En Japón, a mediados del siglo XVI, el grupo de mercenarios Saika tomó un rol importante en los conflictos bélicos de aquella época. Estos mercenarios contaban con el apoyo de los Ikkō-ikki (bandas de campesinos, monjes y nobles locales que estaban en contra del gobierno samurái entre los siglos XV y XVI) y dificultaron enormemente el avance de las fuerzas de Oda Nobunaga. Su líder fue Saika Magoichi, quien armó a sus tropas con arcabuces y adoptó el Yatagarasu (cuervo de tres patas) como su escudo de familia. Los mercenarios Saika participaron en el asedio del templo, Ishiyama Hongan-ji, principal fortaleza de los Ikkō-ikki, con 3.000 hombres armados para su defensa de los ataques de Oda Nobunaga.

Los mercenarios suizos fueron soldados que se destacaron en el campo de batalla con ejércitos extranjeros, especialmente  especialmente junto a la tropas francesa  a través de la Edad Moderna europea. Su reputación como soldados notables fue gradualmente creciendo con el tiempo, convirtiéndose en tropa mercenaria más buscada. La forma de guerrear de los  mercenarios suizos consistían en ataques masivos por medio de largas columnas de piqueros y alabarderos. En las obras de Nicolás Maquiavelo hay referencias del sistema de ataque y de las costumbres de estos mercenarios. 

Durante las Cruzadas, los turcopolos fueron arqueros montados que se emplearon como mercenarios. Estos guerreros podían ser turcos cristianizados, mestizos, e incluso selyúcidas cristianizados y cristianos ortodoxos sirios bajo dominio latino. Fueron empleados por los templarios para eliminar la amenaza que representaban los arqueros musulmanes, además de neutralizar su caballería. También sirvieron como caballería ligera, cumpliendo el rol de hostigadores y exploradores. Los caballos de los turcopolos eran más livianos y veloces que los de las tropas occidentales, y por lo general su armadura consistía sólo en un jubón acolchado y un casco cónico de acero.